¿Cómo es el proceso en una inseminación artificial?

Publicado el 02/12/2021

La inseminación artificial consiste en introducir el semen en el útero de la mujer. A diferencia de la fecundación in vitro, en la inseminación artificial la fecundación tiene lugar dentro del aparato reproductor de la madre y no en un laboratorio. 

Este procedimiento de reproducción asistida se lleva a cabo en personas jóvenes y con problemas leves de fertilidad. También es apto para mujeres solteras o parejas de mujeres. En este caso será necesario utilizar semen de un donante.

Todo el proceso de inseminación artificial suele durar entre 8 y 10 días y consta de cinco fases. 

1. Estudio de la fertilidad

Aunque la futura madre tenga menos de 37 años, hay que hacer un estudio completo de fertilidad. Este primer paso es imprescindible, ya que de no darse las condiciones favorables, se sugerirá otro tratamiento de reproducción asistida, como la fecundación in vitro. 

En esta fase se revisa la reserva ovárica y se descartan posibles problemas en el aparato reproductor – no solo en los ovarios – que pudieran dificultar o impedir la gestación, así como anomalías cromosómicas que dificulten el embarazo o pudieran transmitir enfermedades de carácter hereditario al bebé. 

2. Estimulación ovárica

Si la mujer es joven y su reserva ovárica adecuada puede optar por hacer el tratamiento sin estimulación, es decir, dejar seguir el curso natural de su ciclo menstrual. Sin embargo, para aumentar las posibilidades de éxito del tratamiento lo habitual es que se someta a un proceso de estimulación ovárica. 

Consiste en la administración controlada y a diario de hormonas y fármacos que favorezcan la maduración simultánea de varios folículos, en vez de uno, que es lo habitual en un ciclo menstrual normal. Esta fase dura 10-12 días a partir de la menstruación y, a lo largo de ella, se realiza un seguimiento exhaustivo de la evolución ovárica mediante ecografías y análisis de sangre. Será casi inevitable que alguna de esas revisiones no caiga en sábado, domingo o festivo. Por esta razón, en Ginefiv abrimos los 365 días del año con un amplio horario de atención a nuestros pacientes.

3. Solicitud del semen

El seguimiento de la paciente permite al equipo médico saber con escaso margen de error qué día y a qué hora tendrá lugar la ovulación. Para ese momento se solicita la muestra espermática. 

Si el esperma es de la pareja, deberá dejar una muestra en nuestro laboratorio de andrología donde se procesará para dejar solo los espermatozoides con mayor potencial fecundante. Este proceso se conoce como capacitación espermática’ y a esos espermatozoides candidatos a la fecundación, ‘esperma capacitado’.

Cuando el esperma es de donante, la muestra se congela sin capacitar y, una vez descongelada, llevamos a cabo la capacitación.

4. Encontrar el momento exacto para la inseminación

Para asegurar el mayor rango de éxito en una inseminación artificial es imprescindible hacerlo en el momento preciso, esto es, coincidiendo con la ovulación. Los controles ecográficos permiten al ginecólogo saber cuándo los folículos han alcanzado la cantidad y tamaño adecuados.

Es el momento de administrar una última medicación hormonal que induce la ovulación y de programar la cita para proceder a la inseminación artificial con la muestra espermática previamente capacitada. 

Se trata de un procedimiento sencillo y rápido (apenas dura unos minutos) que se realiza en la consulta con todas las medidas de seguridad. No es doloroso y no requiere anestesia ni sedación. Simplemente se introduce el esperma por vía vaginal con una cánula fina y flexible hasta el útero. 

Una vez terminado, la paciente puede reincorporarse a su vida cotidiana con total normalidad. 

 

5. Comprobar el embarazo

La inseminación artificial simplemente aproxima a los espermatozoides al óvulo en su momento óptimo para ser fecundado. Si ha habido estimulación ovárica, habrá más posibilidades de que ese encuentro termine felizmente en fecundación. Pero este proceso debe suceder de forma natural. En caso de producirse la fecundación, el embrión deberá implantarse también de forma natural en el útero y empezar a crecer. 

Es importante tener en cuenta que todo este proceso forma parte de la fisiología reproductiva femenina de forma natural y la medicina actual no lo puede acelerar. Hay que dejar pasar 15 días para comprobar si ha habido fecundación y si el embrión se ha implantado correctamente en el útero. Esto se realiza en la propia clínica mediante una prueba Beta–hCG, un análisis de sangre donde se miden los valores de la hormona del embarazo, permitiendo confirmarlo.  

Pasados 7-10 días volvemos a citar a la paciente para realizar una ecografía que constate que el embarazo avanza correctamente (confirmación de que hay saco embrionario). Si todo va bien, se derivará a la futura mamá a su ginecólogo habitual para el resto de revisiones a lo largo del embarazo.