¿FIV o ICSI? Qué técnica de reproducción asistida elegir
4 julio, 2014
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EmpezarLa fecundación consiste en la unión de un espermatozoide con un ovocito para dar lugar al embrión. En el laboratorio de fecundación in vitro contamos con dos técnicas de reproducción asistida para que esta unión se produzca: la fecundación in vitro convencional (FIV) y la microinyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI en inglés).
Hay ciclos, la mayoría, en los que todos los ovocitos se fecundan mediante FIV o todos mediante ICSI, y otros en los que parte de los ovocitos se inseminan y la otra parte se microinyectan (los maduros), en lo que se conoce como técnica mixta y que comienza a aconsejarse ya desde un primer ciclo.
FIV o ICSI: la mejor elección
En principio, una buena elección de la técnica para inseminar, siempre y cuando el semen lo permita, y una buena respuesta ovocitaria (entre 6 y 10 ovocitos maduros), podrían ahorrar un elevado número de ciclos con fallo de fecundación in vitro.
FIV: la técnica más sencilla
El requisito principal para que se pueda realizar esta técnica, es contar con una alta calidad seminal, ya que esto ofrece más garantías de que el espermatozoide sea capaz de fecundar al ovocito por sí mismo.
ICSI: la microinyección
En este caso, el requisito más importante es que el ovocito esté maduro. Por lo tanto, el paso previo para esta técnica de reproducción asistida es el decumulado o denudado de los ovocitos, que consiste en eliminar las células que los rodean. con el fin de comprobar el estado de maduración de los mismos. Los ovocitos se clasifican en maduros o aptos para la microinyección, e inmaduros; siendo estos últimos de dos tipos: los que podrían madurar in vitro, y por tanto inyectarse aunque con peor pronóstico, y los que no van a madurar en todo el día y no se pueden inyectar.
En este caso será el biólogo el que seleccione el espermatozoide con más capacidad para fecundar, basándose en la movilidad y morfología del mismo.
Primero se ha de inmovilizar el espermatozoide para facilitar su manipulación. En las placas de microinyección se utiliza una sustancia que por su alta viscosidad, ralentiza los movimientos del espermatozoide y su posterior aspiración, facilitando a su vez el manejo en la ICSI. Una vez inmóvil, el espermatozoide está listo para ser inyectado en el interior del ovocito.
El ICSI se realiza en aquellos casos en los que no se puede realizar FIV convencional: factor masculino grave, fallo o baja tasa de fecundación en FIV y en muestras seminales valiosas (muestras congeladas antes de un tratamiento oncológico; muestras obtenidas tras una biopsia testicular o después de un lavado en pacientes portadores de enfermedades infecciosas).
Para conocer el grado de fragmentación del ADN, es necesario hacer un análisis previo que valore la cantidad de daño en el ADN de los espermatozoides. Por lo tanto, en un intento de mejorar los resultados obtenidos tras la fecundación, se indica la realización de esta técnica a pacientes con bajas tasas de fecundación en ICSI, y alta fragmentación del ADN espermático.
En Ginefiv también realizamos la técnica PICSI, que es un ICSI fisiológico. Esto quiere decir que la selección de los espermatozoides ya no depende del biólogo, sino de la capacidad que tienen estos de unirse a una sustancia sintética, que tiene las mismas propiedades que el ácido hialurónico que se encuentra en el ovocito de forma natural. Los espermatozoides unidos a esta sustancia son los más maduros y por lo tanto los que tienen mayor capacidad de fecundar al ovocito. Esta técnica está indicada para aquellos pacientes que presenten un estudio previo que valore el grado de inmadurez de los espermatozoides y cuyos valores estén por encima de los valores normales.
Dr. José Grajera