Fuimos a Ginefiv porque a varias amigas les había funcionado y ya eran mamás. El pronóstico no era muy favorable, ya que yo tenía baja reserva ovárica, pero el doctor nos dijo que los óvulos que tuviera podían ser de buena calidad.
Me hicieron la primera inseminación que vivimos con mucha emoción sabiendo que prácticamente era imposible que funcionara a la primera, pero en la betaespera yo ya sospechaba que estaba embarazada. Y nos dieron la ansiada noticia: ¡estábamos embarazadas! Y sí, a la primera, había funcionado.
Nueve meses después nació nuestra pequeña Olivia, de la que no podemos estar más enamoradas.