De manera habitual, a las pacientes con fallos de implantación se les solicita una prueba exploratoria llamada histeroscopia, con el fin de examinar la cavidad uterina por dentro.
En esta prueba, además de valorar el útero a nivel anatómico, se valora a nivel microbiológico mediante una toma de tejido y un cultivo clásico. Esto nos permite estudiar la posible existencia de una inflamación endometrial crónica, en cuyo caso el ambiente endometrial en la cavidad uterina no sería el más propicio para una implantación embrionaria.
La endometritis crónica puede afectar hasta al 30% de las pacientes infértiles y, en casos de fallo de implantación recurrente, este dato podría ascender, según algunos estudios publicados, hasta el 66%.
En los últimos meses contamos con un nuevo test microbiológico en el mercado: ALICE, que analiza el tejido endometrial a nivel microbiológico mediante técnicas de NGS (Secuenciación de Segunda Generación) para la detección de bacterias patógenas. Ésta es una de las valoraciones microbiológicas más eficaces en la detección de gérmenes que pueden causar endometritis crónica, ofreciéndonos una posibilidad de tratamiento antibiótico y de mejora del ambiente endometrial.